Capítulo 65
Los ojos de Matthew se abrieron con una mezcla de rabia y miedo al ver a su hermana sostener un cuchillo, temblando, a punto de hacer una locura por culpa de ese maldito.
Sin pensarlo, se lo arrebató de las manos.
—Tranquila… —le pidió, con la voz quebrada.
Ximena lloraba, rota, confundida, aferrándose a algo que solo existía en su mente.
—Prométeme que no me vas a alejar de él —suplicó entre sollozos—. Déjame ser feliz… solo quiero eso.
Matthew sintió cómo se le partía el alma. Ximena no era ella misma. Estaba cegada, atrapada en una ilusión disfrazada de amor, convencida de que ese idiota era su destino.
Noel intervino entonces, como siempre, en el momento más oportuno para dejar su veneno.
—Tranquila, amor. Tu hermano entendió que no íbamos a aplazar la boda —dijo con una sonrisa que escupía arrogancia.
Matthew apretó los puños, conteniendo las ganas de atravesarlo. Ese hombre se le había metido a la casa. A su manada. A su hermana.
—Así es —gruñó entre dientes, girando