Capítulo 25— El valle de la Loba blanca.
El valle de la Blanca no se llamaba así en los mapas. Oficialmente, era un asentamiento militar en una zona de conflicto, una frontera entre manadas que llevaban décadas disputándose recursos, rutas, territorios. En los archivos del reino aparecía marcado con símbolos rojos de alerta, notas sobre explosiones, incursiones humanas, tráfico ilegal de armas.
Pero cuando las SUVs cruzaron la garganta de roca que daba acceso al valle, encontraron algo que ningún informe había sabido describir.
El combate se había detenido hacía dos semanas. No porque alguno hubiera ganado. Sino porque el tiempo se había congelado.
Literalmente.
Donde debería haber habido tierra quemada, vehículos destruidos, tiendas rasgadas y cuerpos esparcidos, había una capa de hielo blanco azulado cubriéndolo todo. Los todoterreno militares se veían atrapados en medio de maniobras imposibles, con las ruedas levantadas del suelo, como si hubieran quedado clavados en el aire. Las banderas de distintas manadas estaban cong