Cuando Luciana llegó a su habitación no sabía qué pensar o hacer, toda ella era un manojo de nervios y confusión, no sabía qué era lo correcto.
En ese momento su celular sonó en toda la habitación, cosa que la hizo saltar del susto.
—¡Dios! — dijo para sí misma. — ¿Qué me pasa? — se fue en busca del aparato que estaba en la mesita de noche, cerró los ojos y respiró profundo al ver que era su amiga quién llamaba nuevamente.
—Eres intensa —dijo en cuánto contestó —¿No puedes esperar a que llegue a casa? — dijo algo frustrada e Irina lo notó.
—¿Qué pasa Lu? ¿Qué te tiene así? — Su amiga la conocía a la perfección y Luciana lo sabía, volvió a suspirar frustrada. Sabía que nadie podía oírla, Emily estaba en su habitación con Santiago, pero aún así le puso seguro a su habitación y corrió al baño.
—Estoy confundida. No sé qué es lo correcto — dijo en un tono lleno de frustración y dolor.
—Cariño, te gusta Santiago, ¿cierto?
—Él es increíble, es perfecto, pero no creo que deba estar con