Mundo ficciónIniciar sesiónTres meses.
Kael apenas reconocía al hombre que le devolvía la mirada desde el espejo roto en la pared del Archivo.
Su cabello, una vez mayormente oscuro, ahora estaba pesadamente manchado con gris. Líneas profundas marcaban su rostro—no las líneas de risa que venían con años vividos felizmente, sino las cicatrices de dolor y ritual tras ritual quemando su fuerza vital.
Había cumplido veintiocho años dos semanas atrás. No lo celebró.
Pero el hombre en el espejo parecía de cuarenta y cinco.
—Dejas de mirarte así —dijo Draven desde el otro lado de la habitación, su voz rasposa—. Vanidad no t







