Pasión y lujuria (+18).
Había estado con muchas mujeres, pero nunca había gruñido tanto como lo estaba haciendo ahora. Era realmente una tortura… Una deliciosa tortura.
Siendo honesto, siempre había sido él quien arrancaba jadeos y gemidos de sus acompañantes. Siempre queriendo complacer hasta llevarlas al borde de la locura, pero ahora… Ahora él estaba del otro lado y no sabía con precisión cómo sentirse del todo. Ya sea porque jamás se le cruzó por la mente que alguien también se interesara en hacer más cosas en la intimidad por él o porque, hasta ahora, no había conocido a alguien que estuviera interesada en hacerlo.
Era, incluso, inverosímil que ahora mismo se encontrara gruñendo de excitación mientras toda su cabeza daba vueltas, siendo incapaz de hacer otra cosa que dejar escapar de su boca sonidos roncos. Siempre le habían encantado los juegos previos, aunque la mayoría de la veces su resistencia no duraba mucho e iba directo al asunto. Sin embargo, ahora mismo estaba desequilibrado, viendo cómo su