Estoy jodido.
Cuando ella se sentó, con la mirada perdida en las carpetas que sostenía en las manos, él se dedicó a mirarla… No, a observarla. Se percató de la tensión en ella y se sintió un real tonto al suponer cosas que, para él, eran evidentes. Al parecer, para la mujer con quien eligió tener una relación real, no. No sabía cómo sentirse ahora. Supuso que ella se pondría feliz al saber que lo que tenían iba más allá de diversión y sexo. Que no era solo una compañía ocasional con quien pasar un fin de semana en su casa, que no era solo una mujer más que pasaba por su vida… Johari no era eso para él, pero, ahora mismo, no estaba entiendo la reacción de ella y le… dolió.
—Solo necesito un momento. —Dibujó un, casi imperceptible, mohín en sus labios cuando ella alzó la mirada, encontrándose sus ojos—. Yo… Usted… ¿Me quiere? Es decir, no sé cómo…
—Estoy a punto de sacar a un hombre que tiene el cuarenta por ciento de la acciones de la empresa y a punto de revelar la relación que tengo con mi asist