Compré muchos arreglos y cosas para el bebé, como ya sabía que era niño pude traerle carritos, pelota, todo lo que me habría gustado comprarle antes, cuando llegué a la clínica todos se encontraban en la habitación, pero aún no habían traído a mi mujer así que pudimos colocarnos a decorar todo como yo quería.
—¡ustedes son muy exagerados! Así pusieron mi habitación cuando nacieron los morochos —¡qué te puedo decir nosotros somos únicos cuñada!
—ja, ja, ja, qué modestia la tuya.
—trajeron a mi mujer, la cual no paraba de sonreír, no parecía que había tenido una cirugía.
—hija, ¿cómo estás? ¿Por qué no nos dijiste que te sentías mal?
—todo el día que me dolía el cuerpo, pero después de haberme comido un antojo, me quedé dormida y comencé a sentir un fuerte dolor en las caderas y le dije a Gianni que viniéramos a la clínica, porque sabía que el bebé iba a nacer.
—gracias a Dios, todo salió bien mi amor, ¡el bebé es hermoso! —muero de ganas por verlo de nuevo.
—mi amor, esto es para ti, t