Laura camina lentamente con el cofre de madera entre las manos, un gran bolso colgando de su hombro y la mirada fija hacia adelante.
Atraviesa el cementerio, y se para frente a la tumba de Angélica.
-Mami, vengo a despedirme, no sé cuando pueda volver a visitarte, dejo Washington, compré la antigua casa de tía Ana y me mudo a donde fue mi hogar durante la parte más importante de mi vida, en Kearneysville.
Abre el bolso y saca la carpeta verde, la deja sobre la tumba y hace lo mismo con la otra carpeta que contiene las respuestas de A