221. UN DESCUBRIMIENTO TERRIBLE
ILÁN:
Olvidando dónde estábamos, abracé a Ivory y la levanté en peso, girando con ella, embargados por la felicidad. Mientras tanto, Amaya gritaba que era mentira, que no podía ser cierto, y Josefina se regocijaba con la dulce venganza de Ivory.
—Bájame, Ilán, que me da mareo —suplicó Ivory, lo que me hizo detenerme de inmediato y depositarla suavemente en el suelo. Mi rostro reflejaba preocupación y ternura a la vez mientras colocaba una mano protectora sobre su vientre.
—Perdona, amor —dijo Ivory con voz suave—. Quería ir al médico primero para confirmar, pero ya ves, todos los test que me hice en el baño dieron positivo. Y llevo sin ver mi periodo desde que volvimos de París.
—No lo puedo creer, no lo puedo creer —repetía, mi voz temblando de emoción—. ¡Tía, voy a ser papá! ¡Voy a ser papá! —exclamé, girándome para abrazar a Josefina, quien me devolvió el gesto con igual entusiasmo.
Desde su celda, mi madre Amaya observaba la escena con incredulidad y llena de rabia, porque