ILÁN:
Mientras Stefanos y Amelie se apresuraban a cumplir sus órdenes, abracé a Ivory, besando suavemente su frente:
—Lo siento, cariño. No quería que nuestro día especial se viera empañado por esto —me disculpé, sintiendo la frustración teñir mi voz—. Creo que es mi culpa; no sabía que estarían vigilando el mausoleo de mi padre. Lo hacen a menudo. Al menos parece que no han descubierto el de tus padres.—No es tu culpa, mi amor —Ivory me devolvió el abrazo, y reconfortante—. Enfrentaremos esto juntos, como todo lo demás. Dijimos que hoy iniciaba la guerra, así que, bueno, ya comenzó.—Quería que nada perturbara este día —confesé, cubriendo la cabeza de ambos con el chal que Amelie le había colocado a Ivory. La besé suavemente antes de continuar—. Siento como si e