Ilán tomó aire, apretó mi mano y continuó mientras miraba a las mujeres que no sabían qué pensar, luego me apretó la mano acariciando mi rostro con cariño antes de continuar:
—Soy Ilán Makis, creo que todos aquí conocen mi nombre —hizo una pausa para mirar a mis sorprendidos ojos—. Fui yo quien llamó y solicitó que inscribieran a mi esposa en este instituto. Pero ahora lamento haberlo hecho. A partir de este momento, mi esposa deja de asistir a este lugar, porque hace mucho tiempo que se graduó. Veo que antes de analizar a fondo, se apresuraron a esparcir rumores sobre ella. Es una lástima que, a pesar de que se supone que conocen a todos los grandes diseñadores, no reconocieron a “Ivory Cloe” que ha estado entre ustedes todo este tiempo. Todos los presentes quedaron en shock. La directora Lombrad y la profesora Abbadie miraban