141. NO TE RINDAS
Tía Josefina, con una determinación inquebrantable, había congregado a todas las reclusas que, durante años, habían compartido con ella el gélido abrazo de las paredes de su prisión. Las había llevado a la empresa que era mía, con la intención de rescatarme del abismo financiero en el que mis adversarios ansiaban hundirme. Había jurado a su difunto hermano que protegería a su hijo, sin importar los medios que tuviera que emplear, y estaba dispuesta a cumplir su promesa.
Con los oscuros secretos que Amaya ocultaba al juez general, logró que todas las reclusas que habían estudiado junto a ella fueran liberadas bajo libertad condicional. Había descubierto las terribles verdades que Amaya esgrimía contra todas las figuras de poder y estaba dispuesta a utilizarlas en su beneficio. La honorable Josefina Makis había dejado de existir el mismo día en que decidió tomar la justicia por su propia mano para vengar a su hija, y terminó tras las rejas.
Esta vez, no cometería el mismo error; empl