Ivory, con los ojos brillantes de emoción, me devolvió la sonrisa y me dio un suave beso en los labios.
—No podría haberlo hecho sin ti —me dijo, sintiendo una oleada de amor y gratitud hacia mí, el hombre que siempre ha estado a su lado. —Estás muy guapo, esposo mío. Cuando hice este traje, lo hice pensando en ti; te queda perfecto. —Sí, es el mejor traje que he puesto, porque lo hizo mi esposa con amor para mí. Gracias —susurré, devolviendo su beso.Después de repasar una vez más lo que haríamos para anular lo que había anunciado Geraldine, quien intentaba obligarla a aceptar un desfile de modas con los diseñadores, la entrada de Ivory y yo fue como un torbellino de emociones y asombro. Todos los presentes se olvidaron momentáneamente de Geraldine y se volvieron para contemplar la escena que se desarrollaba frente a ell