109. CONTINUACIÓN
La tensión inicial dio paso a una atmósfera de curiosidad. La repentina aparición de Geraldine Aubriot en el estudio de creatividad de Ivory no era meramente coincidencia; era el preludio de nuevos problemas.
—Es un placer conocerla, señora Aubriot. ¿En qué podemos ayudarla hoy? —preguntó Ivory, recuperando su compostura profesional mientras extendía su mano en respuesta al saludo.
Geraldine, elegante, bella y misteriosa, había irrumpido en nuestro espacio físico. Miré a Ivory, notando la intriga en sus ojos. La presencia de esta mujer en nuestra tranquila mañana no me agradaba en absoluto. Geraldine aceptó la mano de Ivory con una sonrisa que sugería más confianza y conocimiento de lo que su breve interacción podría justificar.
—Ivory Cloe —dijo, estrechando la mano de ella con firmeza—. He seguido tu trabajo durante años. La profundidad de tu arte, la manera en que capturas la esencia de la feminidad en cada diseño... es simplemente sublime. Estoy aquí porque creo que juntas podrí