Capítulo 1; Amenaza

~Analía~

~Años atrás~

Me arreglo el cabello antes de abrir la puerta del departamento de Alex, me ha llamado para que venga. Todavía me sorprende cómo un hombre tan apuesto pudo fijarse en mí que no soy bonita. Bueno, él está por casarse y yo seguiré siendo su amante.

Empujo la puerta y me quedo paralizada viendo la imagen tan desastrosa frente a mí, puedo sentir mi corazón latir rápido.

—¿Qué hiciste…?

Las palabras salen de mi boca, mirando las manos llenas de sangre de Alex y el arma a un lado de él. Está arrodillado sosteniendo la herida de Keylin, su prometida.

—Yo… no quería —susurra, con sus ojos llenos de lágrimas que deja salir—. Fue un accidente, no quería hacerle daño.

Llena de nervios, me acerco, agarro su muñeca y noto que no tiene pulso.

—Dime que está viva, por favor…

Me ruega Alex, con una mirada llena de dolor.

—Ella… está muerta.

—¡No! ¡No! —se levanta de golpe, caminando de un lado a otro, mientras desordena su cabello con desesperación—. Mi vida se arruinaría si saben lo que pasó, nadie creerá que fue un accidente.

Titubeo, pero me atrevo a preguntar.

—¿Seguro de que fue un accidente? Tenían problemas por sus celos enfermos, quizás tú…

—Yo nada —me interrumpe, poniéndome sus manos en los hombros—. Necesito tu ayuda, necesito que me demuestres que de verdad me amas como te amo yo.

Atrapa mi rostro en sus manos.

—¿Qué necesitas?

Fija su mirada en la mía.

—Di que fue tu culpa, que tú la mataste.

—Alex…

Me niego, alejándome.

—Eres la única que puede hacerlo, no te dejaré sola, te sacaré, haré que tu nombre quede limpio. Por favor… Necesito de ti —me da un beso—. Demuéstrame que me amas.

¿Cómo podría decirle que no? Él realmente es el hombre que amo y haría todo por salvarlo.

—¿Qué pasará con mi familia? Dependen de mi trabajo.

—Yo los ayudaré, no les faltará nada.

Me queda mirando.

—Todos tienen que creer que fuiste la asesina de Keylin, no pueden quedar dudas —me besa las manos—. Te ayudaré, lo prometo.

—Confío en ti…

—Yo nunca te fallaría…

[….]

—¡Asesina! ¡Mataste a mi hija!

El hombre frente a mí me mueve con fuerza de los hombros.

—Arruinaste su vida, ahora prepárate para que arruine tu vida.

—Perdón…

Es lo único que sale de mi boca.

Dicen que las personas enamoradas son capaces de cometer tonterías, yo soy el claro ejemplo de que es cierto, por amor acepté culparme por la muerte de una mujer que yo no asesiné, y todo por salvar a Alex.

—Con las pruebas presentadas, yo declaro a la acusada culpable de homicidio culposo, por lo cual, es sentenciada a quince años de prisión sin derecho a casa por cárcel.

Declara el juez dando por terminado el juicio. Las lágrimas bajan por mis mejillas y solo puedo ver a Alex que ignora mi mirada, él declaró en mi contra, me pregunto si es parte del plan para sacarme después.

—Camina, asesina.

Un policía me agarra con fuerza de los brazos, trato de soltarme para ir donde Alex y no me lo permite, pero me suelto y corro hacia él.

—¡Alex!

Me le tiro encima, sin embargo, me hace a un lado con brusquedad.

—No te me acerques, ¿ya estás contenta por arrebatarle la vida a una mujer que sí valía la pena? Toda la gente pobre es tan miserable como tú cuando tienen envidia.

—Alex… —susurro. Puedo sentir mi corazón romperse. Esto no parece un juego.

—Espero que te pudras en la cárcel.

Se da la vuelta para irse, sin importarle mis gritos que cada vez son más fuertes.

—¡Alex…! ¡Alex…!

Se detiene unos segundos y me da media sonrisa y esa turbia mirada que se clava en mí, esa mirada que me hace saber que su mente solo sabe de traición y que esto ya no es una prueba de amor.

Alex Morris me engañó…

[….]

~Tiempo actual~

—Tu nombre será Analía, tu misión es conseguir las pruebas para inculpar a Alex Morris de narcotráfico y de todos los negocios ilícitos que hay en su empresa.

Afirmo mis manos escuchando hablar a Tomás, es uno de mis jefes.

—Y demostrar que no soy una asesina como le hizo creer a todos.

Le recuerdo, apretando mis puños.

—Ya hablamos sobre ello, olvídate de lo que sucedió, cambiaste tu vida por él, no le des otra oportunidad de dañarte.

Me callo.

¿Cómo olvido que perdí cinco años de mi vida por él?

—Ahora yo soy tu pareja, ¿no soy suficiente para que lo olvides?

—Sí lo eres, pero Alex tiene que pagar por lo que me hizo. Solo puedo pensar en verle la cara sufriendo, en verlo hundido por mí.

Me queda mirando.

—Es una misión, no una venganza.

«Es mi venganza».

—Mis padres y mi hermana dejaron de amarme por su culpa, por él perdí todo lo que tenía, y mientras yo estuve encerrada, él vivía como si yo no existiera.

«Ahora es mi turno de llevarlo al cielo y dejarlo caer sin paracaídas».

Ya no seré su secretaria, ahora entraré como socia de su empresa y empezaré a seducirlo hasta verlo rendido a mis pies, y aunque me tenga que acostar con el enemigo, lo haré, pero esta guerra la gano yo.

«Aquí comienza mi venganza».

Siento la mano de Tomás sobre la mía.

—Olvida tu pasado, ahora eres Analía, la mujer que debe hacerlo caer.

—Haré que pague por sus crímenes, te voy a entregar la cabeza del gran millonario Alex Morris.

—Él sabe cómo envolver a las mujeres, sabe cómo tenerlas a sus pies, no dejes que te haga dudar de tu misión; mantén tus límites y no te enamores de tu objetivo.

Me levanto, mirándolo.

—Antes le meto un tiro en medio de sus ojos, pero no me enamoro.

—Tú no te controlas muy bien cuando te enojas y temo que te lastimen. Y enamorada, eres un desastre.

—Seré su tormento más deseable…

He vuelto, Morris…

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