Capítulo 3 - "La invadió su olor"

Narrador:

Lentamente Aurora despertaba de su inconciencia. Tenía un letargo muy pesadumbroso.

Estaba tumbada sobre una cama y con las manos atadas al uno de los barrotes del cabezal de la misma.

Le pesaban aún sus párpados y le dolía un poco en cuerpo.

Se encontraba desorientada, no tenía idea de que era lo que le había pasado. Lo último que recordaba era estar llorando en su coche en el estacionamiento del edificio donde vivía, luego de salir de la casa de su amiga Ernestina.

Tenía la boca reseca, solo veía siluetas, pues llevaba una capucha negra en su cabeza. Eso le recordó cuando fue raptada por el lobo y lo que desencadenó su tragedia.

Se le agitó la respiración y sintió miedo por primera vez en mucho tiempo.

Cuando recobró un poco sus fuerzas trató de soltarse del amarre, pero no pudo ya que las sogas estaban encantadas por una bruja con un hechizo para que ningún vampiro pudiera soltarse. Así que dejó de luchar, pues era en vano gastar sus fuerzas en algo inútil.

Concentró sus sentidos en tratar de captar algo, un sonido, una voz, una imagen o un olor, algo que le diera una noción de donde estaba y que era lo que pasaba por más pequeña que fuera.

Como la vez anterior, solo escuchaba voces que hablaban al mismo tiempo y parecían provenir de una habitación contigua. En un rincón había alguien sentado en un sillón pero estaba claramente dormido.

Todo intento de reconocer algo fue inútil. Lo único que pudo percibir, pero muy leve y contaminado, fue un olor que le era conocido. Pero no podía estar segura de que no fuera su mente la que le engañaba.

Vino alguien y revisó sus ataduras. Aurora aparentó seguir inconsciente. Trataba de ordenar sus ideas y tomar la mejor decisión.

- Dile al jefe que aún está desmayada.

- Pero ya lleva mucho tiempo

- ¡Claro, imbécil!, por eso te digo que le avises al jefe

- Veamos si despierta –tomó un vaso con agua y lo volteó sobre el rostro de Aurora, quien obviamente reaccionó - ¿has visto?, solo había que motivarla – y rió

- ¿Te volviste loca?, cuando venga el jefe se va a enfadar mucho, pues dijo que sería solo suya y que veríamos lo que le haría, pero solo él podría tocarla

- Si, ya sabemos lo que le hará, se la follará de mil y una forma mientras nosotros miramos y festejamos – y, sin sacarle la capucha, se dirigió a Aurora – así que más vale que te vayas lubricando bien si no quieres que un lobo te desgarre esa hermosa y delicada pelvis que tienes mientras te embiste como el animal que es y tu su presa

Aurora comenzó a sollozar ante semejante futuro que le esperaba. Pues le estaban diciendo clara y llanamente que iba a ser violada de una manera atroz y frente a todos. Sin encontrar consuelo, no dejaba de preguntarse qué era lo que había hecho de malo en la vida para ser castigada de esa manera. Luego de un rato, alguien le quitó la capucha.

- Hola, princesita, ¿quiere algo de comer o beber su majestad? – le preguntó un hombre con mal aspecto de forma irónica – puedo traerte algo si quieres, incluso alguna revista por***no, digo, para que te vayas poniendo en ambiente

Aurora lo observaba en silencio, trataba de dejar de llorar pero no le era posible, estaba aterrada, mucho más que la vez anterior. Pues esa vez estaba segura de que Caín la rescataría, pero ahora sabía que eso no pasaría, no solo porque él no estaba enterado de que ella había sido raptada, sino porque ni siquiera estaba en el país. También se arrepentía de haberle ordenado a Dilan que se alejara haciendo imposible que el viniera a su rescate. Esta vez estaba segura de que moriría y de la peor forma. Le volvieron a poner la capucha. Pasó un largo rato o al menos fue lo que a ella le pareció.

- Tengamos algún adelanto, pues – dijo alguien que entró abruptamente a la habitación

- ¿A qué te refieres?

- ¡A esto! – y desgarró la blusa de Aurora dejando al descubierto sus pechos

- ¿te volviste loco?

Rezongó otro hombre que también estaba en la habitación, cubrió a la joven con una manta y sacó al agresor fuera.

Aurora no dejaba de llorar, estaba aterrada e indefensa.

De pronto percibió un alboroto general, corridas y gritos, luego un silencio casi sepulcral. Agudizó su oído, escuchaba varias respiraciones, signo de que había gente, pero en total silencio. Y luego pasos, pasos que se acercaban firmes pero lentos. En la puerta de detuvo. Sintió la respiración profunda y entrecortada del visitante. Y, de golpe se alejó a toda prisa.

Luego alguien se acercó a ella, pero no era el extraño de paso lento, era una joven.

- Vamos, arriba, voy a ponerte esta blusa, y te llevaré a la habitación del jefe, pues parece que se puso algo romántico y quiere estar contigo a solas – Aurora trató de resistirse – no te resistas, porque no vas a poder, puede que a mí me mates pero esto está lleno de lobos deseoso de ponerte una mano encima, no les des motivos, hazme caso – le aconsejó la muchacha con voz amable, así que Aurora asintió con la cabeza y colaboró. Luego de vestirla, la tomó de un brazo y la condujo por un largo pasillo, hasta la puerta de una habitación, donde abrió la puerta sin llamar, y simplemente la empujó dentro – Aquí está Jefe, tal y como me pidió

La silueta de un hombre fornido se encontraba al otro lado de la habitación en penumbras y de espaldas, no habló, solo levantó la mano indicando a la joven que se fuera. Esta obedeció y cerró la puerta a su salida. La habitación estaba casi a oscuras, Aurora observaba la silueta hombre acercarse lentamente a ella. De pronto la invadió su olor

- ¡Dilan!

- Shhhh, no digas mi nombre – dijo mientras le tapaba la boca con la mano

Ella se abrazó de él y comenzó a llorar. De pronto se calló y le miró de forma inquisidora

- ¿Tú estás detrás de todo esto?

- Si y no, es largo de explicar

- ¿Cómo dices?

- Mira, ahora solo has lo que te diga, sin discutir y tal vez, solo tal vez, salgamos vivos de aquí

- Bien, confiaré en ti

- Ok, quiero que grites y finjas llorar. Ellos deben creer que estoy abusando de ti, tal y como les prometí que haría

- ¿Les prometiste que cosa?

- Te dije que era largo de explicar, ahora hazme caso, por favor

Aurora hizo caso al pedido de Dilan, este dio golpes en la habitación y gritó junto con ella, así como la insultó, mientras abría la ventana y arrancaba las rejas.

- ¡No, por lo que más quiera, no me haga eso!

- ¡Cállate, m*****a vampira!, esto es solo el principio – y acercándose a ella, le dijo al oído – ahora debes desnudarte y tirarte en la cama, yo tengo que abrir la puerta para pedir que me traigan comida deben verte, tiene que parecer real, sé que te pido mucho, pero es necesario

- Ok

Ella se quitó la toda la ropa bajo la atenta mirada del lobo

- ¡Por Dios!, Aurora, eres hermosa

- ¿Es en serio, Dilan?, no es momento

- Lo sé, lo siento – pidió disculpas mientras se desarreglaba la ropa

- Está bien

Se despeinó lo más que pudo y se tumbó, de espaldas a la puerta, sobre la cama revuelta simulando que lloraba. Dilan acarició su cadera y le besó la mejilla. La electricidad volvía a pasar por sus cuerpos, eso los estremeció. Él abrió al fin la puerta y dejó ver que Aurora estaba en la cama

- Tráenos de comer, la noche será larga, esta fiera es difícil de domar. Y reúne a todos en el salón que luego de comer la llevaré para que todos se diviertan con ella

Esas palabras perturbaron a Aurora, sabía que no estaba dentro de los planes de Dilan hacer semejante cosa, pero el hecho de decirlo le hacía suponer que eso era una práctica habitual entre los hombres lobos, eso la horrorizó

- ¿Eso es necesario? – preguntó cuándo el volvió a su lado

- Sí, los lobos son muy desconfiados. Necesito que agudices tu oído y me digas cuando esté por entrar con la comida, yo debo ponerme sobre ti, como si te estuviera sometiendo, tú me entiendes, y pelea conmigo como si quisieras soltarte. Pues entrará, dejara la comida y se irá muy rápido para no interrumpirme. Entonces reunirá a los lobos en el salón, esperando el espectáculo y nosotros nos iremos por la ventana, para cuando se percaten de que demoramos demasiado y vengan a buscarnos estaremos muy lejos de aquí. ¿Entendiste?

- Sí, entendí

- Bien

Dilan se quitó el resto de la ropa, quedando completamente desnudo, Aurora lo observaba como si fuera la primera vez. Él se posó sobre ella, esperando su aviso. Pero al mirarla no pudo resistirse y la besó. Ella sintió como él se metía de lleno en su boca y le correspondió, de inmediato la erección del lobo se hizo sentir. Ella comenzó a pelear por zafarse de él, pues escuchaba que ya venían con la comida. Así que hicieron lo pactado. Una vez solos nuevamente, antes de separarse, él volvió a besarla.

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