Su cabello castaño está recogido en un moño y sus ojos marrones están llorosos. Sus ojos se arrugaron mientras tiraba de sus labios en una pequeña sonrisa.
Ella sostiene mi mejilla en sus manos. —¿Cómo estás?
—Lo estoy haciendo bien. Te extrañé —susurro.
—Oh mi bebé —exclama y me abraza de nuevo.
Ignoro el hecho de que está bloqueando mi flujo de aire e inhalo su dulce aroma hogareño.
—Déjame probar con mi hija, Kat —escucho la voz de mi papá antes de verlo.
Mamá me suelta a regañadientes mientras mi papá me da un abrazo. Me levanta un poco y me hace girar suavemente.
—Papá, tengo veinticuatro —gimo mientras me río levemente.
—Joder, con veinticuatro años, sigues siendo mi dulce niña —exclama.
—Lengua, Benjamín —regaña mi madre.
Me deja caer al suelo y se aleja inspeccionándome antes de darme otro abrazo aplastante.
—¿Cómo estás? —Preguntó limpiando mis lágrimas.
—Bueno, supongo, estoy tan feliz de estar aquí —digo tratando de no llorar más.
Mi padre es un hombre alto y rubio con los ojos más azules que jamás haya existido. Más azul que el mío o el de Quinn.
—Odetta, conoce a otros —dice mamá ansiosamente cuando me encuentro con la pelirroja del que Derek estaba hablando antes. Mamá le da un ligero empujón en mi dirección mientras la presenta.
—Veo que eres la compañera ardiente que mantiene a mi hermano bajo control —le sonrío y ella me devuelve la sonrisa.
—No te imaginas lo respetuoso y obediente que se ha vuelto Noel —se ríe mi madre.
—Soy Odetta —le digo y ella me sorprende con un abrazo.
—Noel habla de ti todo el tiempo, bueno, todos lo hacen y estoy muy feliz de conocerte finalmente
—Gracias —digo y sonrío de nuevo.
—No puedo esperar hasta que Noel te vea. Él estará tan feliz —dice efusivamente.
—¿Dónde está él, por cierto? —Pregunto, tratando de mirar por encima de ella.
Como si fuera una señal, lo veo. Estoy a punto de caminar, joder, correr hacia sus brazos cuando levanta una mano deteniendo mis movimientos.
—¿Crees que puedes desaparecer y entrar en nuestras vidas como si estuvieras perdonada? —dice.
Mi corazón se aprieta y continúa.
—Nunca llamaste y cuando te visitábamos nunca actuabas como si estuvieras feliz de vernos —escupió. Sus ojos marrones contenían ira—. Cuando te fuiste, mamá y Quinn lloraban sin parar, Faye dejó de ser ella misma, incluso papá lo tuvo difícil. Le causaste mucho dolor, Odetta; y tal vez te hayan perdonado, pero yo no —dijo y se fue.
Las lágrimas ruedan por mi mejilla, —Lo siento. No quise causar daño a nadie. —digo mientras mamá viene a abrazarme—. No merezco estar aquí —murmuro y me limpio las lágrimas.
—Tonterías, pase lo que pase, eres mi hija y mereces estar aquí. —dice papá—. Puedo hablar con Noel
—No, por favor
—No deberías, papá. Es entre Noel y Odetta —murmura Faye.
—Lo siento mucho, pero estaba emocionado de que regresaras —dice Alia con una expresión confundida.
—No, está bien. No es tu culpa
—Espero que esto no haya cortado nuestra relación
Le sonrío, —No, no lo ha hecho
—Noel habló de cómo estábamos cuando te fuiste, pero creo que lo pasó peor que cualquiera de nosotros aquí. Es tu hermano gemelo y tu mejor amigo, ¿no? —dice Faye.
—Así que necesitas hablar con él —continúa Quinn—, él te ama, pero está herido por todo
Solo asiento.
—Estará junto al estanque —dice Alia.
Comienzo a hacer mi camino allí. Mi mente se apresura a pensar qué decirle mientras paso junto a los hermosos árboles.
—Y asegúrate de estar de vuelta a las seis —escucho a mamá gritar detrás de mí.
Encuentro a Noel sentado junto al estanque sumido en sus pensamientos, así que me acerco en silencio y me siento a su lado. El silencio se alarga durante unos segundos antes de que él hable.
—No llamaste —simplemente dice.
—Lo siento
—Lo siento no es suficiente
—Lo sé y estoy…—empiezo a decir, pero me desvanezco.
—¿Perdón? —se burla.
No dije nada y él continúa: —Si Mason simplemente se acerca a ti y dice que lamenta el dolor que te ha causado, ¿crees que hará una diferencia?
Las lágrimas se deslizan por mis mejillas. Quería gritarle por mencionar su nombre, pero no puedo, tiene razón.
—No, no lo hará —digo en voz baja.
—¿Entonces sabes cómo me siento?
¬¬ — Sí
—Incorrecto —dice con dureza— Soy tu hermano gemelo, Odetta. Hicimos la promesa de ser los mejores amigos para siempre y ¿sabes lo que hacen los mejores amigos? HABLAR. Y cuando se pone difícil y te duele, no me hablas, solo haces las maletas y te vas —dice y la dureza se mezcla con la tristeza.
—Estaba —todavía tengo dolor. Me duele el corazón solo de pensar en él
Se vuelve hacia mí con dolor en los ojos, —Podrías habérmelo dicho, hablarme al menos, podrías haber compartido tu dolor conmigo, pero lo aguantaste y cuando se volvió demasiado para ti, te fuiste.
—Simplemente no podía quedarme. Fue tan doloroso —sollozo en mis palmas.
—Lo sé —su voz era más suave ahora y se deslizó más cerca de mí—, nunca me han rechazado, así que no sé cómo te sientes, pero después de que te fuiste, podrías habernos contactado, pero me dejaste castigándome a mí mismo por no ser el mejor hermano, por no estar para ti.