98

Corrimos sin detenernos hasta que estuvimos lo suficientemente lejos del incendio, el calor y el humo quedando atrás. Nunca solté la mano de Eirik; no quería separarme de él, no después de todo lo que habíamos pasado. Cuando finalmente nos detuvimos, volteé a verlo. Su rostro estaba pálido, más de lo normal. Mi corazón dio un vuelco. Solté su mano con suavidad y lo miré detenidamente, buscando una razón. Entonces lo vi: una enorme herida en su costado, sangrando profusamente.

—¿Por qué no me habías dicho que te hirieron? —le reclamé, la furia y la preocupación mezclándose en mi voz, casi sofocándome.

—Estoy bien —me contestó, con esa terquedad que me volvía loca.

No pude contenerme más. Le di una bofetada, cansada de todo esto, harta de verlo actuar como si su vida no importara. Y ahora, sumarle que parecía querer morir, lo hacía todo más insoportable.

—¡Si mueres, todo se irá al carajo! ¿Acaso no lo entiendes? ¡Eso es lo que ella quiere! —le grité, mi voz quebrada, llena de furia
Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App