Mundo de ficçãoIniciar sessãoLucian avanzaba con pasos firmes, el manto real arrastrándose tras él, el amuleto brillando en su pecho como si pulsara con la propia esencia del Este. Los guardias a su alrededor comenzaron a rodear al trío. El movimiento atrajo la atención de más soldados, y en instantes, todas las miradas estaban sobre ellos. El caos de la invasión había sido olvidado por unos segundos. Ahora solo había dos reyes… y una elección.
Lucian se detuvo a pocos metros. Su rostro, antes bello y gentil, ahora era una máscara de desdén y furia contenida.
— ¿Cómo entraste? — preguntó, la voz cargada de veneno.
Ulrich no se movió. Sus ojos dorados brillaron con una intensidad casi sobrenatural.
— Dejaste las puertas abiertas, querido. Solo tuve que entrar. — Volvió a mirarlo, los ojos dorados centelleando. &mdash







