—Val… ¡Por Dios! ¡Eres deliciosa! ¡Te deseo tanto!
Valeria cerró los ojos y se dejó consentir, sintiendo aquel calor que le bajaba hasta el sexo y que cada vez se iba haciendo más intenso. Movió las caderas de forma provocativa, sintiendo la violenta erección de Nick contra su intimidad, y gimió po