Nick condujo como si pudiera ver al diablo en el retrovisor de su coche. No pasaron ni veinte minutos desde que Layla le dijo que Valeria estaba en la comisaría, hasta que él llegó y entró por aquella puerta, desesperado.
—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó acercándose a su madre y a los gemelos, sin