Aidan
La luna creciente se alzaba sobre el bosque, bañando mi territorio con su luz plateada. Desde la ventana de mi estudio, observaba cómo las sombras de los árboles se extendían como dedos sobre el césped. Mi mente, sin embargo, estaba lejos de la belleza nocturna que me rodeaba.
Noelia dormía en nuestra habitación. Su respiración tranquila había sido lo último que escuché antes de levantarme sigilosamente. Necesitaba pensar, planear. La conversación con el Consejo seguía resonando en mi cabeza como un eco persistente.
"Un Alfa sin compromiso formal es vulnerable", había dicho Marcus, el más antiguo de los consejeros. "Y una compañera humana sin vínculo es un riesgo para toda la manada."
Apreté los puños contra el marco de la ventana. No podía, no quería forzar a Noelia a nada. Había prometido respetar su libertad, su humanidad. Pero también sabía que sin un vínculo reconocido por todos los clanes, ella seguiría siendo vista como una debilidad, un objetivo.
El libro antiguo sobre r