Gracias por traer de vuelta al traidor, hermanita —dijo Ian con una sonrisa irónica, observando a Ellis con una mezcla de sarcasmo y resentimiento. Supuso que ella trató de proteger a su nuevo cuñado, pero solo le facilitó las cosas
Ellis lo miró con frialdad, consciente de que su hermano estaba al borde de perder el control.
—No hagas una tontería, hermano. No quiero ir tras de ti —advirtió, su voz firme pero cargada de preocupación.
Ian frunció el ceño, sintiéndose amenazado por su propia sangre. Por primera vez, se daba cuenta de que estaba solo en esta lucha. Lo sospechaba, claro. Pero ahora tenía la certeza.
—Soy tu hermano, Ellis, y solo estoy reclamando lo que me pertenece. Es justo que haga lo que tenga que hacer para que el maldito traidor no se salga con la suya —replicó, su tono lleno de determinación.
Ian estaba molesto, no, más bien enojado. Richard había secuestrado a su hermana después de esa pregunta estupida, supo que debía encontrarla. Y así fue, claro que e