Luego de que Kiara saliera a la oficina de Donatello y escuchar a Genevieve aclarar las dudas, su cuerpo tembló y salió de ahí en busca de Álvaro.
—¿Que te pasa hermosa? Estás temblando ¿Que te hicieron, o más bien que te hizo Donatello?
— Ya sabe que no soy la esposa de Rómulo ya sabe que soy su hija adoptiva.
—¿Y cuál es el problema? No le veo lo malo así podrán arreglar sus diferencias.
— No Álvaro, está ella, Genevieve y espera un hijo suyo.
— Este es otro tema, aquí el tema es que ustedes se aman y desde hace mucho tiempo, dale una oportunidad al hombre.
Abrazados ella muy aferrada a él sintiendo los nervios a flor de piel, Álvaro levantó su mentón quedando muy cerca de su rostro, sus alientos se mezclaban y sus narices casi se rozaban por un momento se perdieron en sus miradas.
Y justo en ese momento, eran observados por la mirada gélida de Donatello, que apretaba tan fuerte su mentón al punto de doler y sus puños apretarse tanto que se tornaron blancos los nudillos de sus dedos