Mundo ficciónIniciar sesiónLa aparición de Nadia en el salón ceremonial fue como ver un fantasma materializarse. Mariana observó desde su posición elevada mientras los murmullos se expandían por la sala como ondas en agua perturbada. La mujer era idéntica a Sumaya en todas las fotografías que Mariana había visto: mismos ojos oscuros, misma estructura ósea, mismo porte elegante. Pero había algo en su expresión, en la forma en que sus labios se curvaban en una sonrisa que no alcanzaba sus ojos, que la hacía fundamentalmente diferente.
Khaled se había quedado paralizado. Mariana lo vio desde el otro lado del salón, vio cómo el color abandonaba su rostro, cómo sus manos se cerraban en puños a sus costados. Y algo en su pecho se apretó dolorosamente al reconocer esa expresión: no era solo shock. Había reconocimiento. Memoria. Algo más profundo.
Las bendiciones ceremonial







