Mundo ficciónIniciar sesiónLa clínica médica del palacio estaba diseñada para ser reconfortante: paredes en tonos crema, iluminación suave, incluso un pequeño jardín visible a través de las ventanas. Pero nada de eso hacía que Mariana se sintiera menos como si estuviera esperando una sentencia.
Estaba sentada en la camilla de examinación, las piernas colgando, las manos entrelazadas en su regazo. Khaled ocupaba una silla en la esquina, tan inmóvil que podría haber sido una estatua. No se habían mirado directamente desde que entraron.
El doctor —un hombre mayor con gafas de lectura y ademanes suaves— había tomado las muestras de sangre con eficiencia profesional, prometiendo resultados en veinte minutos. Eso había sido hace dieciocho minutos.







