Capítulo 23: No es como si fuera buena persona porque quiera
El cuarto del hospital está lleno de la voz de mi hijo. Liam habla sin parar, como si quisiera recuperar todos los días que estuvo callado y débil. Me pregunta si pronto volverá a la escuela, que extraña a su hermana, a sus compañeros, incluso a la maestra que siempre lo regaña porque nunca termina de colorear dentro de las líneas.
Lo escucho y me lleno de vida. Mi pequeño está más animado que hace apenas dos días, y todo gracias a ese pequeño permiso que logré conseguir, o más bien que él consiguió pensando en Liam.
El doctor Harry —así se llama— me lo concedió. El día anterior, apenas le comenté lo mucho que Liam extrañaba las gelatinas de colores y las galletas con chispas de chocolate. Solo lo dije en un suspiro, sin esperar nada, y esta mañana, al entrar a la habitación, él ya traía los papeles listos con la autorización.
Me sorprendió la rapidez con la que resolvió algo tan simple, pero tan importante para mi hijo. Ese