Capítulo 117: El aire se acaba
La escalera crujía bajo los pies de Logan mientras descendía sin mirar atrás. La linterna apenas alcanzaba a iluminar los escalones de concreto húmedo, cubiertos de polvo y manchas de óxido. El aire era distinto ahí abajo. Más denso. Más frío. Ava lo sintió de inmediato al bajar detrás de él: cada respiración costaba un poco más que la anterior, como si el pecho se resistiera a llenarse.
—No te separes —repitió Logan, sin voltear—. Pase lo que pase.
Ava asintió, aunque él no podía verla. Tenía la garganta cerrada, el corazón golpeándole con una violencia que le hacía doler las sienes. El sonido que había escuchado arriba —ese sollozo pequeño— seguía resonándole en la cabeza como un eco imposible de ignorar.
—Liam… —susurró—. Aguanta, mi amor. Mamá está aquí.
La escalera terminó abruptamente en un pasillo estrecho, de paredes gruesas y techo bajo. No era un sótano común. Era una estructura reforzada, pensada para aislar, para sellar y para encerrar. Logan