ALMAS DESTINADAS - MOMENTO FAMILIAR
La casa de sus padres seguía igual, aunque hubiera pasado el tiempo. No porque algo hubiera cambiado, sino porque Logan y Ava siempre habían tenido un don especial para mantener lo esencial. No eran solo muebles antiguos ni recuerdos en vitrinas, sino un ambiente que se sentía vivo, cálido y auténtico, como si el mundo exterior no tuviera tanto impacto dentro de esas paredes.
Liam estacionó frente a la casa poco antes del anochecer. Apagó el motor y se quedó unos segundos dentro del auto, observando las luces encendidas a través de las ventanas. El aroma de la cena parecía colarse incluso hasta el exterior, o quizá era solo una asociación automática de su mente. Desde niño, esa casa siempre había sido sinónimo de refugio.
Al entrar, lo recibió la voz de su madre desde la cocina.
—¿Liam? ¿Eres tú?
—Sí, mamá. Soy yo —respondió él, cerrando la puerta.
Ava apareció casi de inmediato, limpiándose las manos en un paño, con una sonrisa genuina que no neces