YAMILA KAYA
Me cambie a velocidad luz, no podría haberlo hecho más rápido. No recuerdo haberme secado, a pesar de haber salido bastante mojada del episodio en la ducha. Estaba tan asustada , tan asustada, que no me dejaban de templar las manos. Aún así me metí casi a la fuerza en un Jean y un suéter, la noche estaba bastante fresca. Junte mis pertenencias y las del niño, y me dispuse a bajar.
Los nervios provocaban que llegaran a mi mente los peores escenarios inimaginables, si es que eso era posible. El temor de consecuencias graves a esa convulsión estaba sobre mí como una nube negra.
Ser madre hasta ahora había sido difícil, pero pasar por esto, ver a Amed tan vulnerable, era cien veces más dificil de todo lo que había vivido hasta ahora. Mil veces más difícil que el parto con sus todas sus complicaciones, y más imposible que las cientos de noches de desvelo que vinieron después.
¿Cien veces? ¡No!
Un millón de veces más dificil… un billón… hasta el infinito más dificil.
Baje a