POV: ORION
— Orion. — Alec me llamó con la voz baja, casi como un susurro. Sus pies se balanceaban nerviosos bajo el asiento de la furgón, y sus ojos amarillentos estaban fijos en el suelo. — Volví a soñar... con ese lobo grande. Estaba en medio del bosque, los ojos rojos como sangre... aullaba para nosotros, parecía... parecía triste y furioso al mismo tiempo. Creo que mamá necesita saberlo.
Apreté su mano despacio. Siempre hacía eso cuando el olor del miedo de él se volvía más fuerte, más denso. Un miedo que se pegaba a la piel. Su toque estaba frío y temblaba un poco.
—¿Sabes que mamá no está bien. — murmuré firme, tratando de esconder la presión en mi propio pecho. — Fue solo otra pesadilla, Alec. Nada más. No tienes por qué tener miedo.