POV: ORION
Alec sollozó, y las lágrimas cayeron, aunque intentara contenerlas.
— No quiero preocupar a mamá. — murmuró. — Pero... tampoco quiero seguir así. Yo... este collar... me asfixia. No me siento seguro con él. Solo... solo más atrapado. Y no quiero preocuparla más de lo que ya está.
— Está bien... tenemos un trato. — gruñí bajito, forzando el sonido a quedarse atrapado en la garganta. Mamá siempre decía que no podíamos gruñir en la escuela, que llamaba la atención. Pero era difícil controlarme cuando algo me molestaba.
— En la hora del recreo — continué mirando a los dos a los ojos — vamos a ese lugar secreto, nos quitamos los collares, vemos qué pasa y después los volvemos a poner. Nadie puede saberlo.
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