PROBLEMAS QUE NO SE OLVIDAN.
PROBLEMAS QUE NO SE OLVIDAN.
AÑOS DESPUES…
En la habitación más grande del piso superior, dos chicas de diecisiete años se preparaban como si el mundo fuera suyo. Kiara, de ojos grises y cabello castaño lacio, estaba frente al espejo, ajustándose el delineado con precisión de cirujano. Tenía unos labios naturalmente rosados, una belleza que no necesitaba filtros, y una actitud que le hacía ver como si todo le perteneciera. A su lado, sentada sobre la cama de plumas, Aria abrazaba un peluche con forma de corazón, un regalo de su padre cuando cumplió diez años. Su cabello caía en ondas suaves, del mismo castaño de Kiara, pero sus ojos eran color avellana, grandes, dulces como los de su madre.
—Kiara, ¿estás segura? —preguntó Aria, aferrada a su peluche—. Sigo pensando que es una mala idea… si papá se entera…
Su hermana se giró con ambas manos en la cintura.
—Aria, deberías cambiar esa actitud de monjita en retiro. Esa es justo la razón por la que no tienes novio —le soltó, dejando la fr