—Alex —susurró Cristina—, te hago esto como un favor. No necesito que me entrometas. Me dio una clara advertencia sobre su paciencia. Quería respetarla, pero también quería que viera un atisbo de lo que Alex ocultaba.
—Voy a hacerle algunas preguntas más—, dije.
—¿Esto es una entrevista o un interrogatorio?—, intervino Alex, desmintiendo mis intenciones.
—¿No estás acostumbrado a ambos?—, pregunté.
—Eso es injusto—, dijo Cristina.
—Claro que no. Tiene la oportunidad de demostrarme que me equivoco, y estoy dispuesto a escuchar. Seré breve con la primera pregunta. ¿Alguna vez te han arrestado? —pregunté, sabiendo la respuesta.
—Lo he hecho—, dijo, relajándose en su propia respuesta.
—¿Cuántas veces?—
—Ya basta de veces.—
—No seas impreciso. Eso no le beneficia a Cristina. Estoy pidiendo detalles y necesito saber si puedes ser sincero —insistí, acorralándolo para que dijera la verdad. Necesitaba cualquier ventaja posible.
—Puedo ser honesto.—
—¿Entonces también puedes no ser? ¿Eso aplica