—¿Hola?— susurré, tratando de ocultar mi entusiasmo.
—¡Hola, cariño! —intervino Ivanna al otro lado, casi sorprendida por la rapidez con la que contesté—. Esperaba que saltara el buzón de voz.
—Claro que no —dije riendo—. ¿Por qué lo crees?
—Porque eso fue lo que pasó con Gabriel hace un momento. Estoy intentando contactarlo. Pensé que ambos rechazarían sus llamadas. Ya sabes, ya que es hora de dormir. Su suposición de que Gabriel y yo estábamos durmiendo juntos me hizo girar la correa de mi bolso.
¡Para nada! Estoy... simplemente adaptándome.
—¿Seguro? Pareces sin aliento—, me insistió.
¿Qué puedo decir? Las vistas de la ciudad me dejan sin aliento.
—Claaro ...
—¡Estoy diciendo la verdad!—
—Entonces, ¿dónde está Gabriel?
—Piso superior.—
—¿Arriba? —preguntó con tono molesto—. Lo juro... Me estoy poniendo azul solo de oír esto.
—¿Por qué?— Me desvestí, poniendo los ojos en blanco. Saqué una camisola color melocotón del bolso y me la puse por la cabeza y me la puse encima.
Es la muestr