Capítulo 16
Dimitrix salió de la habitación con paso firme, pero por dentro estaba destrozado. El alivio de saber que su abuela estaba fuera de peligro no podía borrar la vergüenza que lo carcomía. Había dudado de Isabella, había lanzado palabras crueles que todavía resonaban en su memoria.
“El juego ya no es un simple juego”, pensó, apretando los puños. “Se volvió personal. Demasiado personal.”
Caminó hasta la cafetería del hospital, con la esperanza de encontrarla allí. Recorrió el lugar con la mirada, pero no estaba. Su frustración crecía. Giró sobre sus talones, salió al exterior y entonces la vio. Isabella estaba sentada en la acera, sosteniendo un vaso de café humeante entre sus manos. Tenía el rostro perdido en sus pensamientos, la mirada fija en la nada.
Respiró hondo y se acercó.
—Hola… —¿Puedo sentarme a tu lado? —preguntó con cautela.
Ella levantó la vista y lo observó un instante. Había dureza en sus ojos, pero también un cansancio evidente.
—Claro, siéntate —respondió, ha