Estoy frente al espejo, tratado de calmar los nervios al día siguiente.
Se supone que Bianca ya aterrizo en Miami y está por llegar.
Me doy un vistazo rápido a mi atuendo.
Llevo un top de tirantes, rosa viejo, un short, color blanco de corte alto y encima del atuendo un cárdigan tejido en tono gris.
Un toque en la puerta me sobresalta.
—Adelante —digo mientras cepillo mi cabello.
Renzo entra y me estudia en silencio. Le doy una sonrisa a través del espejo. Pero, sé que él puede ver mis nervios.
—Todo va a estar bien, ¿Entiendes? —Dice— Verás cómo se va a alegrar por nosotros.
Eso espero.
—Vale —asiento.
Dejo el cepillo sobre el lavado y lo sigo hasta la planta baja.
Renzo se ve tranquilo. Viste de manera informal, con vaqueros y camiseta negra.
Al llegar al salón. El sonido de elevador anuncia que han llegado.
Renzo se adelanta al vestíbulo. Yo prefiero quedarme en el salón.
Escucho, murmullos y risas.
Tres figuras se hacen presente en el salón. De las cuales dos me miran con sorpresa