Mundo ficciónIniciar sesiónLa casa segura que Ethan había mencionado resultó ser un apartamento anodino en un vecindario de clase media, el tipo de lugar donde nadie hace preguntas y todos fingen no ver nada inusual. Pertenecía a Reynolds, el contacto militar de Ethan, quien los recibió con expresión sombría y un maletín médico de primeros auxilios.
—¿Qué demonios hiciste esta vez, Key? —preguntó Reynolds mientras comenzaba a limpiar la herida de bala de Sterling.
—Lo de siempre. Hacer enemigos peligrosos.
Reynolds, un hombre de cuarenta y tantos con cicatrices que contaban historias que nunca verbalizaría, trabajó eficientemente en el brazo de Sterling mientras Tamara se sentaba en el sofá, temblando. No de frío, sino de shock retrasado.
—¿Damián? —preguntó finalmente.
Ethan negó con la cabeza.
—No lo







