Rafaela es llevada al hospital.
La señora Mendoza al escuchar que su marido la llamaba por su nombre y no con un cariño, o querida, supo que le estaba advirtiendo que realmente quería estar al tanto de todo.
— Esposo, ¿Cuándo te he ocultado algo?
— Hmm... Se muy bien que sueles solapar a la nenas en algunas cosas, que las ayudas a mis espaldas cuando les niego un permiso, pero si se trata de la salud, no me debes ocultar nada, si lo haces me voy a molestar mucho.
— Pero que genio tienes hoy, mejor deberías ir a la compañía a darle una vuelta a tus hijos. — La esposa prácticamente lo estaba echando de casa.
Un poco más tarde el CEO salió llevado por su chófer a la compañía, el hombre llegó de repente a la oficina presidencial, sorprendiendo a los jóvenes CEOS que se encontraban trabajando ahí.
— Papá, ¿Qué haces aquí? — Preguntaba Rafael cuando levantó la mirada para ver quién había entrado sin avisar.
— ¿Qué? ¿No puedo venir a mi antigua oficina? Siéntate acá, dame mi silla. — Pidió el padre con voz