Capítulo cuarenta y dos
Te amo
*Adriano Di Lauro*
Atrapo sus labios una última vez antes de dejarla ir a regañadientes. Puedo sentir su agotamiento excesivo, la palidez recubre su piel y el verde esmeralda de sus ojos luce apagado. No tiene buen aspecto y lo único en lo que puedo pensar en estos momentos es encerrarla en mi habitación con llave para obligarla a descansar... Sin embargo, la dejo marchar con una especie de desazón azotándome las entrañas.
No me gusta las sensaciones que comienzan a apoderarse de mis sentidos. Quieren hacerme perder el control y no puedo permitirlo.
— Oye, ¿estás bien? —la pregunta de mi mano derecha interrumpe mi debate interno. No he podido concentrarme en to