Capítulo 57

Luego de cerrar la puerta Elizabeth apoyó su frente en la misma, de pronto sintió que la abrazaban por las piernas y era su pequeña, quien también mostraba un semblante triste.

Caminó con ella aferrada a sus muslos hasta un sillón, tomó asiento y subió a la niña a su regazo, se abrazaron y guardaron silencio por un buen rato. Elizabeth pensaba en el momento tan grato que estaban disfrutando tan solo unos minutos atrás, luego de esa llamada todo se volvió sombrío, pero ella sentía algo más en su interior.

Por su parte, Emiliano abordó el avión y se sentó reflexivo, a través de la ventanilla vio alejarse las luces de la ciudad donde dejaba a su hija y a la mujer que amaba con cada fibra de su ser, lo sabía ya, pero ese momento en el que se separaba de ella le dejó media vida y esa sensación ya la había vivido cuando regresó tres veces más a la casa de campo y no volvió a encontrar a la chica de ojos violetas de la que se había enamorado.

Esperaba encontrar pronto a su padre para poder r
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