— Mmm… tócame más, no me digas que ahora te volviste tímida
Stefano tomó las manos femeninas que acariciaban su pecho, pero él las necesitaba acariciando otra cosa.
La llevó hacia abajo y la hizo agarrarle el miembro que ya estaba semi erecto.
Valentina tembló ante tanto descaro y más al sentir esa enorme polla palpitando en su mano, creciendo dura dentro de su puño.
La espalda de Stefano se contraía y de sus labios salían gemidos roncos.
Este Duque, con esta faceta más oscura y lujuriosa, la estaba excitando y mucho.
Comenzó a mover su mano arriba y abajo, regando el pre semen de la punta a la base y masturbándolo.
Stefano se terminaba de enjuagar el champú, pero la verdad, era que el morboso deseo crecía a pasos gigantes en su interior, solo que algo faltaba.
— Apriétame más nena, como sabes que me gusta…
Colocó su mano sobre la de su “esposa” y la guio en movimientos más rápidos y apretados.
— Ssshhh justo así… Mmm… te daré tu recompensa…
Llevó la otra mano atrás y acarició el sua