Estar en esa posición hace que los latidos de mi corazón vayan tan deprisa que parece que se me va a salir de mi pecho.
—- ¿Qué tal esta mi zorrita? — me susurro en el oído
— David, piensa bien lo que vas a hacer — me enfrente
— Eres mi esposa y por tanto me perteneces, después de esto firmaras todo lo que te ponga delante — me dijo riendo
—- Nunca te daré la empresa que mi padre me ha cedido — respondí furiosa
—- Entonces tampoco querrás ver nunca a tu amante y a su niñita, cariño tu me das lo que yo quiero y yo te libero para que puedas ser la puta con ese hombre ¿que te parece el cambio? — me respondió
—- Los dos sabemos que nunca me dejaras libre David — conteste muy enfadada
Se que David no me puede ver mi cara, pero sí que puede sentir lo furiosa que estoy con él. Estoy segura de que me va a hacer pasar por una experiencia que me dejara marcada, pero si con eso consigo mi libertad, estoy dispuesta a soportar cualquier dolor que me quiera infringir
— ¿Preparada para disfrutar qu