Capitulo 75 El Hallazgo

El frío en las montañas se intensificaba cada noche. El fuego apenas bastaba para mantener el calor en la cueva, y los abrigos ligeros con los que habían saltado del avión eran insuficientes.

Fue Sahira, la guardaespaldas, quien tomó la iniciativa. Una tarde, después de que Nala y Elías regresaran con carne fresca de un ciervo cazado, se arrodilló frente al fuego y desplegó las pieles secas de los animales que habían cazado durante la semana.

—No podemos seguir así —dijo con tono firme—. El bosque no tendrá compasión, y si enfermamos de frío, no sobreviviremos. Voy a fabricar abrigos con estas pieles.

Con cuchillos improvisados y paciencia, Sahira comenzó a cortar, coser y ajustar los trozos de cuero. Usó fibras vegetales y tendones como hilo, moldeando las piezas para cada uno.

Cuando al fin entregó el primero, a Isadora, el abrigo era tosco pero resistente, forrado con piel suave en el interior.

—Esto no es un vestido de gala —dijo Sahira, esbozando una sonrisa cansada—, pero t
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