Mundo ficciónIniciar sesiónEl amanecer del día sesenta y siete llegó a Frankfurt como promesa de resurrección. El terreno que Diego había arrendado en las afueras de la ciudad estaba siendo transformado por cuarenta trabajadores que se movían como hormigas en ballet perfectamente coreografiado. Las grúas se elevaban hacia un cielo tan limpio que parecía recién creado, y el metal de la estructura principal brillaba bajo una luminosidad tan fuerte que parecía atravesar directamente las retinas.
Diego estaba de pie en el centro de todo esto, con casco de construcción blanco sobre su cabeza, rodeado por planos que mostraban su visión: un resort de doscientas cincuenta habitaciones que era literalmente carbono-negativo. Paneles solares que recubrían el techo como escamas de dragón hech







