Mundo ficciónIniciar sesiónLa medianoche llegó a Frankfurt como pesadilla que había estado esperando pacientemente a la puerta. El teléfono de Diego sonó con una llamada que parecía procedente del infierno mismo, su pantalla iluminando la habitación vacía del hotel con luz que era más cercana al rojo que al blanco.
Era Klaus.
Diego contestó antes del segundo ring, su voz ya preparada para batalla que sabía que no podía ganar.
—Hermano. —La voz de Klaus sonaba casi amorosa, como si estuviera a punto de confesar algo profundo y terrible—. Es hora de que comprendas el verdadero juego que hemos estado jugando.







