CAPÍTULO 46

Zahar salió de su habitación, pasó unos pasillos, y cuando llegó a uno de los salones principales, se encontró con Janna, que solo al verla se puso de pie, con la expresión preocupada y con un poco de no saber qué decir.

—Zahar, ¿estás bien? —la pregunta hizo que Zahar se tensara.

Lo que menos esperaba es que alguien preguntara si estaba bien.

—Si… Yo… estaré lista en un momento, creo que debo irme.

Janna miró con compasión, pero no presionó mucho.

—¿Tu padre te buscará? —Zahar no supo qué decir—. ¿Tienes un padre, al menos, no es así? Por favor… Si necesitas hablar, estoy aquí para ti… cualquier cosa que necesites… —dijo con suavidad y Zahar negó.

—Tengo uno, pero… lamento que las cosas hayan sucedido de esta forma.

—Buenos días… —Ambas se giraron y Sanem apareció.

Su rostro estaba rígido, pero estaba bien maquillada, así que miró a Jade.

—Ya casi está la mesa del desayuno querida… ¿No vas a venir? —Janna miró a Zahar.

—Sí… pero voy a despedir a Zahar… ella…

—¿Despedir? —Sanem miró a
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