El banquete continuó con brindis y conversaciones animadas. La familia Abdalá representaba una imagen de elegancia y poder en medio de la celebración. Janna, Jamil y Naim intentaban mantener un ambiente festivo, al contrario, Kereem tenía un semblante serio, y Emré no paraba de alabar cualquier cosa de Zahar.
Y eso, sencillamente, lo tenía harto.
Ibrahim Faisán dio unas palabras, y luego de eso Kereem junto con varios empresarios fumaron unos puros. De vez en cuando, Kereem miraba a la mesa de su familia, pero lo que quería es que esta maldit@ fiesta terminara lo antes posible.
Y su hermana fue la salvación.
—Creo que nos vamos… me llevaré a Zahar.
Kereem negó.
—No, me iré con ustedes.
—¿Estás seguro? —Él asintió.
Todos se despidieron de la pareja, y fue realmente una agonía la duración de despedida. Kereem caminó junto a todos, y miró a Naim cuando se detuvieron frente a los autos.
—Tú te vas con Emré… —Kereem anunció a su hermano y este besó sus mejillas.
En sus reglas culturales, n