Angustiantes sentimientos y sombrías ideas daban vueltas en mi cabeza como un remolino de hojas al viento que siseaba su hermosa voz: “Vive, Carena, vive”. Sentí que un oscuro, pero vasto camino se abría ante mí. Un camino que me disponía a transitar bajo una especie de encantamiento producido por sus miradas intensas y sus palabras seductoras.
Finalmente, decidí transitar aquel camino. En los días sucesivos mi relación con John era un hecho. Pas&aacu