—Sí, podría conocerlos si así lo deseas —explicaba poco entusiasta. En realidad, mi interés buscaba encauzar la conversación hacia otros asuntos.
—A propósito, quiero invitarte a un lugar importante para mí —dijo y se quedó callado por unos segundos—. Carena, yo no soy una persona común. Como sabes, tengo mis manías y vivo en mi propio mundo. En realidad no me gusta invertir mi tiempo en cosas banales y no es que pretenda arrastrarte a mi mundo tan rápido, pero pienso que deberías conocerlo mejor. ¿Aceptarías mi invitación de conocer ese lugar?—preguntó y sus ojos brillaban—. ¿Qué dices?
—¡Vaya! —¿Conocerlo mejor?, pensaba contemplándolo, dándome cuenta que esa extraña manera de pensar era lo que lo hacía realmente especial—. ¡Clar